viernes, 15 junio 2012, 16:06
Cuando la película es mejor que el libro
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La literatura es la principal fuente de la que siempre ha bebido el cine. Muchas adaptaciones, quizá por la complejidad de la novela o, simplemente, por falta de acierto del director de turno, no han tenido el mínimo de calidad esperado y la frase: "ES MEJOR EL LIBRO", se ha convertido en la coletilla preferida de los sufridos espectadores. Te presentamos varias películas que no sólo no desmerecen la obra en la que se han basado, sino que, en cierta medida, la superan.
El Gatopardo (1963): A pesar del desasosiego que supuso que Luchino Visconti fichara Burt Lancaster para protagonizar este magnífico film, el actor volvió a demostrar su inmenso talento y, además de cosechar excelentes críticas, se llevó la Palma de Oro. La historia se centra en el príncipe Fabrizio de Salina y la llegada de la revolución garibaldina a Sicilia. El autor Giuseppe Tomasi, príncipe de Lampedusa, sabía de lo que hablaba.
El padrino I (1972) y II (1974): Quién mejor que el Coppola de los setenta para acometer la dificilísima tarea de poner en imágenes la novela que menos valoraba su autor, el escritor italoamericano Mario Puzo, que confesó que sólo la escribió por dinero. La complejidad de la trama y el delicado mundo que trataba fue llevado con precisión quirúrgica por el cineasta, que nos regaló una serie de personajes para la historia.
El resplandor (1980): De la unión del talento de Stanley Kubrick y Jack Nicholson sólo puede salir una obra maestra. En este caso, nuestro querido Jack intepreta a un escritor frustrado que enloquece en un hotel abandonado. El bueno de Stephen King, un autor al que no conviene restarle méritos sólo por ser tan prolífico y vendedor, vio como la inmortalidad de su obra llegó desde la gran pantalla. Imprescindible ver la cinta en V.O., luego no digan que no se lo advertimos.
Blade Runner (1982): A pesar del sencillito título de la estupenda novela de Philip K. Dick, uno de los gurús de la ciencia-ficción, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la película rodada a comienzos de los ochenta, con las correspondientes limitaciones a nivel de efectos especiales, supone un ejercicio de imaginación que, a pesar de no verse recompensado en taquilla, disparó el prestigio de Ridley Scott y Harrison Ford.
Cuenta conmigo (1986): Rob Reiner le da la vuelta a uno de los Cuentos de las cuatro estaciones de Stephen King, esta vez centrado en un grupo de chavales que buscan un cadáver, para realizar una versión casi perfecta. La cinta puso en el mapa al tristemente desaparecido River Phoenix.
El silencio de los corderos (1991): Seguro que Thomas Harris nunca soñó con que su libro se iba a convertir en uno de los mejores films de los noventa gracias a la acertada dirección de Jonathan Demme y la magistral recreación del oscarizado Anthony Hopkins del eternamente recordado Hannibal Lecter.
Trainspotting (1996): La estupenda novela del escocés Irvine Welsh, rememorando su época de yonky por las calles de Edimburgo fue llevada a la pantalla con absoluta maestría por Danny Boyle. Un ritmo trepidante, una BSO a la altura y unas caracterizaciones plenas de acierto, encabezadas por un desconocido Ewan McGregor, la convirtieron rápidamente en cinta de culto.
El Club de la Lucha (1999): La obra más popular de Chuck Palahniuk fue llevada a la pantalla por David Fincher, auténtico maestro en el arte de contar historias. La película, no muy bien recibida en su estreno, está protagonizada por Brad Pitt y Edward Norton como las dos caras de la misma moneda. Su magnética capacidad de perturbar sobrepasa a una novela, estimable en cualquier caso, que no puede competir con la fuerza de las imágenes.
Brokeback Mountain (2005): El libro, un relato breve de Annie Prouix, incluído por primera vez en su libro Close Range, no hubiera tenido tanta repercusión si el certero pulso de Ang Lee no se hubiera fijado en esta historia de amor prohibido entre dos cowboys a caballo, literalmente, entre su familia y la pasión.
Valor de ley (2010): Publicada por entregas en 1968, la novela de Charles Portis narra la historia de Mattie Ross, una chica de 14 años obsesionada por vengar la muerte de su su padre. Matt Damon y Jeff Bridges, una sorpredente pareja con una química sobresaliente protagonizan unse quitan el sombrero ante la debutante Hailee Steinfield.