lunes, 1 noviembre 2010, 18:37
L.A. arrasa en Madrid
En la categoría: En directo
El pasado jueves 28 de octubre unos pocos cuantos afortunados tuvieron la oportunidad de vivir una noche mágica en la sala Joy Eslava. El grupo mallorquín L.A. ofreció un concierto que se convirtió en todo un recital de buena música y casi mejor ambiente. ¿La conclusión? España se les queda pequeño...
La del otro día fue una de esas noches que son casi imposibles de olvidar. Desde el primer hasta el último minuto de la hora y media que duró el concierto, la sensación de alegría y satisfacción fue la constante de un espectáculo redondo. L.A. volvían a Madrid para seguir captando adeptos que no se cansan de escuchar su excelente álbum, Heavenly Hell.
Luces apagadas y, de pronto, Luis Albert Segura, cantante y alma de este grupo, en el escenario con su guitarra acústica. Suenan los primeros acordes de Microphones and Medicines (personalmente, la canción más completa del disco) y el público comienza a castigar sus cuerdas vocales. Al rato sale el resto de la banda y las luces empiezan a iluminar una noche que promete ser sensacional.
Resultaba inevitable esbozar una sonrisa. El sonido era impresionante y la voz de L.A. volvía a demostrar el por qué de su éxito. Los temas se sucedían y los cerca de un millar de asistentes respondieron cantando letra tras letra. Es difícil saberlo, pero quizás las canciones que más hicieron vibrar al respetable fueron las de Hands (primer single), Perfect Combination, Stop the Clocks, Crystal Clear y Evening Love.
Pero todavía faltaban muchas sorpresas por llegar. Heavenly Hell, tema que además da nombre al disco, sirvió para que Jesús Antúnez, batería de los 'nuevos' Dover, se pusiera con las baquetas. Pero no fue el único invitado. Más tarde saltaba al escenario Mai Meneses, cara visible de Nena Daconte, que se puso frente al micrófono para recordar a Antonio Vega haciendo un dúo con L.A para el tema Tesoros.
Y, por si esto no fuera suficiente, el grupo se marcó dos sensacionales versiones. La primera en honor a Chris Isaak con su Wicked Game, algo que provocó el delirio en muchos asistentes. La siguiente fue la también mítica Girls Just Wanna Have Fun de Cindy Lauper, que sirvió para cerrar el concierto como ya hicieran en otros muchos puntos de España.
El público no pudo terminar más entregado y la única pega de todo el concierto es que tuvo un fin, algo que nadie quería que llegara. Pero eso es lo que tienen los grandes conciertos, que se hacen muy cortos, pero que te dejan una muy agradable sensación en el cuerpo. Y desde luego lo que quedó más que evidente es que L.A. es ya un gigante en nuestro país que está de sobra preparado para dar el salto al extranjero. Mucha suerte... y muchas gracias.
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