miércoles, 25 mayo 2011, 23:34
¿Adiós a Silverchair?
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Hoy me he enterado de una triste noticia. Silverchair, una de las mejores bandas de los 90 y que no gozaron de todo el éxito que merecían, se separan. Aunque la banda australiana ha recurrido al famoso "parón indefinido" en su comunicado, lo cierto es que existen pocas posiblidades de que vuelva un grupo que llegó como un puñetazo a la escena musical.
El fantástico trío, formado en 1992, irrumpió por primera vez en el mundo de la música en 1994, cuando sus componentes apenas contaban con 15 años. Aquel año, Silverchair dio a conocer el tema Tomorrow, canción que se convirtió en 1995 en la más radiada del año en Estados Unidos como parte de su disco debut, Frogstomp.
Su sonido, catalogado dentro de la escena grunge de Seattle, combinaba la frescura del grunge, el poderío del rock y la contundencia del metal. Para muchos se trataba de 'los nuevos Nirvana', pero en realidad las comparaciones eran más precisas si hablamos de grupos como Pearl Jam o Soundgarden. Una mezcla perfecta que no pasó desapercibida para las multinacionales, que se lanzaron a por unos mocosos de 16 años que estaban haciendo mucho ruido desde el país de los canguros.
Los éxitos no dejaron de llegar. Al año siguiente, en 1996, lanzaban su sensacional segundo trabajo, Freak Show, que les confirmó como uno de los grupos a tener muy en cuenta de cara al futuro, si bien es cierto que parte del presente ya lo habían conquistado. Después de la gira de presentación del disco, los tres miembros de la banda, Daniel Johns (guitarra y cantante), Ben Gillies (batería) y Chris Joannou (bajista), decidieron terminar sus estudios en el colegio de secundaria, donde eran verdaderas estrellas de rock.
Sin embargo, en aquella época, los problemas empezaban a aflorar en la salud del vocalista. Problemas alimenticios, estrés y depresiones se apoderaron de Johns, que pese a todo logró salir del agujero para seguir trabajando en su música. Después de tres años, en 1999, Silverchair lanzaba su tercer disco, Neon Ballroom, cuyo sonido cambió ligeramente al incluir ramalazos orquestales con coros, violines, piano,... Pero el éxito también fue rotundo, pese a que su música no era ya tan dura y contundente.
Esto se confirmó en 2002 cuando salió el cuarto trabajo, Diorma, donde el pop pasaba a ser claro protagonista en muchas de las canciones, además de un clima cada vez más pausado. El vocalista seguía con sus problemas de salud, esta vez derivados de una artritis severa que le atacaba a las extremidades, lo que le obligó a hacer un parón en su carrera.
Un parón que tuvo su fin en 2007, cuando salió a la venta Young Modern, quinto disco de la banda, que seguía explorando nuevos horizontes en su sonido, sin perder de vista el pop y el rock que siempre les acompañaron durante los anteriores trabajos. Pero la repercusión y el impacto de la banda ya no era el mismo. Daba la sensación de que Silverchair había sido una enorme hoguera convertida en una llama que luchaba por no apagarse, algo que resultaba casi imposible puesto que los tiempos habían cambiado y la oferta musical era ya otra.
Hace un par de años se metieron en el estudio para intentar trabajar en material nueco, pero la motivación y la ilusión ya no eran las mismas, tal y como reconocen en el comunicado. "Pese a nuestros esfuerzos durante el último año o así, ha quedado meridianamente claro que en este momento no hay chispa entre los tres". En el mismo escrito, aseguran que sus carreras irán por separado al verse enrolados en otros proyectos. Una verdadera pena para todos sus fans, que nunca les han dejado de lado y que guardan como si de un tesoro se tratara, todos sus discos. En especial, los dos primeros, donde encontramos temas tan impresionantes como el que viene a continuación, Freak (Freak Show, 1996).
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