jueves, 5 abril 2012, 21:00
El poder hipnótico de Mark Lanegan
En la categoría: En directo
Hace unos días Mark Lanegan estuvo de gira por España para presentar su último y aclamado álbum, Blues Funeral. El sensacional artista de Seattle hizo parada en Madrid para deleitar a su legión de fans y allí estuve para vivir en directo, una vez más, su excelente voz y el poder hipnótico que provoca en todo aquel que osa adentrarse en su tenebrosa oscuridad.
Siempre parco en palabras, al que fuera cantante de Screaming Trees le precedía una banda llamada Creature With The Atom Brain que sorprendió a más de uno. Se trata de una banda belga de la que hablaré en las próximas semanas y que cuentan con el beneplácito de Lanegan, que incluso ha colaborado con ellos en el segundo de su tres discos, Transylvania.
Fue, sin duda, un buen entrante para ir abriendo boca antes del plato fuerte, que fue cuando apareció, entre sombras, Mark Lanegan. Hace un par de años tuve la oportunidad de verle en formato acústico y las ganas de verle acompañado de su banda eran grandes. No defraudó. Su carácter arisco, al que estamos acostumbrados, hizo que nadie se alarmara cada vez que cogía el micrófono para soltar contadísimas palabras. Nuevamente quedó claro que lo suyo no son los discursos sino cantar.
El concierto empezó con The Graveddiger's Song, primer single de su nuevo disco Blues Funeral, y continuó con Sleep With Me. Dos temas que sonaron algo fríos hasta que se decidieron con Hit The City, que fue la encargada de empezar a contagiar al respetable. Entre sus temas más clásicos, canciones como la magistral One Way Street y Resurrection Song sirvieron para echar más madera en una sala Kapital que parecía un caldero.
Entre medias, Lanegan se marcó dos versiones: Crawlspace de Screaming Trees y Creeping Coastline Of Lights de Leaving Trains. El enigmático escenario que logra recrear el cantante con su posición inmóvil sobre el micro y el escaso (por no decir nulo) juego de luces, hicieron que tanto él como su banda entraran en trance en temas más recientes como Quiver Syndrome, Ode To Sad Disco o Tiny Grain Of Truth, donde se vio cómo su combinación de rock y electrónica a base de sintetizadores (algo que ya hizo en su anterior disco, Bubblegum), que por momentos podría recordar incluso a New Order, no desentona para nada entre toda su propuesta.
También hubo momentos más reposados y envolventes como One Hundred Days y, tras abandonar por apenas unos segundos el escenario, volvieron para terminar con Pendulum, Harborview Hospital y una cañera Methamphetamine Blues que siguieron demostrando que estamos antes uno de los mejores artistas de nuestro tiempo. Y no exagero.
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