lunes, 28 mayo 2012, 19:33
Metallica y Madrid, familia feliz
En la categoría: En directo
El festival Sonisphere 2012 que tuvo lugar en Madrid el pasado fin de semana trajo consigo un sensacional cartel de invitados que dejaron muy diferentes sensaciones para ser la primera vez que los veía en directo. No así con Metallica, donde la unanimidad fue tal que hasta el grupo de San Francisco se contagió de una fiesta redonda.
Pero vayamos por partes. El viernes, primer día del festival, acudí al Auditorio John Lennon de Getafe, una esplanada asfaltada con dos escenarios, para ver en directo al que para mí era el gran atractivo de esta edición, Soundgarden. Pero antes, Limp Bizkit se encargaron de sumirme en la más absoluta indiferencia. Lo que había leído cientos de veces, por fin se confirmaba delante de mis ojos: Fred Durst sigue siendo un 'posturitas'.
El líder de la banda de rap-metal, más preocupado de su atuendo que de sus cuerdas vocales, no se cortó a la hora de explayarse entre canción y canción sermoneando al personal sin gracia alguna. Tuvo que recurrir a sus Take a Look Around (conocida canción de la banda sonora de Misión Imposible) y Rollin' (Air Raid Vehicle) para animar un ambiente que, pese al calor, dejó frío a la mayoría. Fue en esta última cuando animó a una treintena de chicas a que subieran al escenario para intentar aportar algo vistoso a su actuación. Ni ellas ni él lo consiguieron. Siguiente.
Y llegaron The Offspring. Pese a conocerlos desde hace una quincena de años, nunca en mi vida me había animado a verlos en directo. Tal vez porque sus últimos discos no me decían nada. Y pronto, muy pronto, se encargaron de hacerme saber lo equivocado que había estado. Con un sonido más que digno, el grupo de Dexter Holland hizo bien al desplegar todo su arsenal de clásicos como Self Esteem, Come Out And Play, Why Don't You Get a Job? o Pretty Fly (for a White Guy), entre otros muchos.
Con este gran sabor de boca llegaba la hora de degustar el plato fuerte del día. 15 años después, Soundgarden volvían a España para tocar ante cerca de 38.000 almas. En su día no pude verlos en directo y pensé que jamás lo haría, así que esta cita era algo más que especial para un servidor. Y, pese a algunos problemas de sonido iniciales, Chris Cornell y los suyos no defraudaron. Tal vez porque las ganas de verlos y la expectación, tras confirmarse su regreso hace dos años, eran enormes o tal vez porque parece no haber pasado el tiempo para ellos.
Aparecieron con Searching With My God Eye Closed para seguir con temazos convertidos en himnos como Spoonman, Jesus Christ Pose, Rusty Cage, Fell on Black Days, My Wave y Black Hole Sun, entre otras. Sin duda, una previsible pero exitosa selección que continuó con la nueva Live to Rise (de la banda sonora de Los Vengadores) para terminar con Slaves & Bulldozers.
Es cierto que la banda no estuvo muy comunicativa y apenas logró conectar con un público que, pese a todo y en su mayoría, estaba entregado a la causa. No era para menos. Estos cuatro tíos de Seattle nos habían quitado a los presentes, y de un plumazo, casi una veintena de años de encima. Y eso siempre es de agradecer. Algo que no pasó con Machine Head, que venían después y que consiguieron mandarme para casa. Más que nada porque a Rob Flynn no le oían ni los de la primera fila.
El sábado era el día grande y prueba de ellos fue la masiva asistencia. Unos 54.000 asistentes para recibir, una vez más, a Metallica. Antes, Slayer se había encargado de calentar unos motores que a punto estuvieron de gripar cuando hubo que esperar a que James Hetfield y los suyos salieran, por fin, al escenario. Pero son Metallica y a ellos todo se les puede perdonar. Y más con una puesta en escena que empezó con un vídeo de 'El bueno, el feo y el malo' en las pantallas laterales que empezaron a agitar al respetable.
Como entrantes principales, Metallica ofrecieron Hit The Lights y Master of Puppets. Casi nada. Y después llegó lo que la gente quería: ver todo el Black Album en directo. Y por fin llegó. Un sensacional vídeo con imágenes de cuando se gestó este gran disco allá por 1991 servía de disparadero para que todas y cada una de las canciones salieran despedidas empezando por el final. Sabia decisión. Poco a poco iban sonando himnos como Nothing Else Matters y The Unforgiven para terminar con Enter Sandman (fuegos artificiales incluidos). Pero la gente, en estado de trance, quería más. Y Metallica, que conocen como pocos a su público, lo sabían. El vocalista no dejó de piropear al respetable e hizo de maestro de ceremonias tras unir de por vida a su banda con la capitar española: "Metallica y Madrid, una familia".
Es por eso que volvieron al escenario para terminar de dar la puntilla con Battery, una apoteósica One y una aplastante Seek And Destroy. Así fue el broche final a una fiesta con el mejor metal y a la que se unieron los cuatro miembros del grupo, que tardaron una eternidad en abandonar el escenario debido a las mil y una muestras de agradecimiento hacia el público madrileño. Una despedida más que digna de uno de los grupos más grandes de los últimos treinta años y que volverán a nuestro país más pronto que tarde. Porque la familia es la familia.
----------------------------------------------------------------------------------------------
Recuerda que puedes seguir informado de todo lo publicado en UNBLOGGED a través de su página en Facebook y también por Twitter: @enriquebernaola