martes, 28 mayo 2013, 19:10
Alice in Chains, dinosaurios del rock
En la categoría: Lanzamientos
El rock sigue más vivo que nunca gracias a grupos como Alice in Chains. La banda de Seattle vuelve para mantener viva la llama con un nuevo disco que ha sido esperado durante cuatro años, desde su último trabajo. Bajo el nombre de The Devil Put Dinosaurs Here (Universal), el icónico grupo grunge regresa para ofrecernos un trabajo tan contundente como melódico.
Fue en 2009 cuando Jerry Cantrell y los suyos volvían a la palestra con su disco Black Gives Way to Blue tras 14 años de silencio y la trágica muerte de su gran líder, Layne Staley. Su puesto lo pasó a ocupar William DuVall, de Comes With The Fall. Fue un regreso muy exitoso y ahora llega su continuidad, que pronto se ha convertido en paso lógico en la banda.
No han querido arriesgar y mantienen el espíritu y el sonido que les hizo grandes a principios de los 90. Nuevamente bajo la producción de un genio como Nick Raskulinecz, Alice in Chains siguen demostrando su buen estado de forma. Un trabajo que se retrasó por los problemas de Cantrell en el hombro y que le impidieron tocar la guitarra durante meses.
A finales del año pasado empezaron a llegar avances de lo que nos esperaba en este nuevo album. Y hoy, 28 de mayo, fecha en que sale a la venta The Devil Put Dinosaurs Here (curioso nombre, por cierto), por fin podemos desmenuzar todo su contenido. El disco arranca con Hollow, uno de los primeros singles. Se repite la fórmula de guitarras potentes con un tempo lento bajo una contundencia que ya es marca de la casa.
Pretty Done sigue la estela de este tema con una estructura muy similar y con Stone llegamos al segundo single, que empieza con un bajo aplastante de Mike Inez y continúa con un riff de guitarra muy rockero. Voices es uno de las mejores canciones del disco. Un medio tiempo que cuenta con un brillante arranque que nos recuerda a los Alice in Chains de toda la vida.
La canción que da nombre al disco es muy intrigante y con enigmáticos coros. Lab Monkey no termina de llegarme y, en mi opinión, baja un poco el nivel del disco. Ese bajón empieza a remontar con Low Ceiling, uno de los temas más alegres de este trabajo. Llegamos a Breath On A Window, una canción que, por momentos, me ha recordado al sonido de Foo Fighters.
Y así entramos en la parte más exitosa del album. Scalpel y Choke son dos temas semi-acústicos que brillan por encima del resto junto a Phantom Limb, que cuenta con el mejor riff del disco y que fue creado cuando Cantrell no podía tocar la guitarra. Es por eso que decidió tararearlo y grabarlo en su móvil para que no quedara en el olvido. Otro de los temas que cierra el disco es Hung On a Hoof, tal vez la pista más floja e insulsa de toda la placa.
En definitiva, un notable trabajo que repite la fórmula de las dos voces entre Cantrell y William DuVall y donde la potencia de las guitarras y el bajo se compenetran a la perfección con las cuidadas melodías. Las letras, muy oscuras, siguen en la línea de profundizar en el interior de la conciencia humana. No hay nada nuevo en este disco, pero sí la constatación de que estamos ante una banda a la que le queda cuerda para rato, como los dinosaurios del rock, que nunca se extinguieron.
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