domingo, 17 noviembre 2013, 18:59
Los Arctic Monkeys enfrían Madrid
En la categoría: En directo
Llegó el frío a Madrid y, con él, los Arctic Monkeys. La banda inglesa desembarcó en la capital para presentar su quinto disco de estudio, AM, y lo hizo frente a un Palacio de los Deportes donde apenas cabía un alfiler. Un concierto corto pero intenso que dejó al personal con ganas de entrar más en calor.
Era la primera vez que veía en directo al grupo de Sheffield y la primera conclusión que pude sacar cuando salí del recinto fue que muchos de los allí presentes tal vez no habían asimilado la madurez de esta banda. Y me explico. Los monos arcticos ofrecieron un concierto lleno de altibajos combinando sus canciones más movidas con las baladas y canciones más bailables propias de su último trabajo. Tanto cambio de ritmo cogió al público con el pie cambiado.
Me dio la sensación de que la gran mayoría eran más seguidores del sonido que les hizo populares que al que ahora practican. Ese sonido frenético y desenfadado que acariciaba por momentos el punk y que provocaba el éxtasis en unos directos que se convertían en una masa de gente pegando botes sin cesar. El viernes, en Madrid, esos botes fueron mucho más comedidos y constantemente interrumpidos. Alex Turner visitó nuestro país con la intención de mostrar los dos lados de la banda: el que les hizo famosos y el que ahora practican, que es mucho más reposado.
Pero la madurez de los Arctic Monkeys tampoco debió pillar a muchos desprevenidos. Ya en su cuarto álbum, Suck It And See (2012), daban pistas de ese pequeño gran cambio en su sonido que finalmente se ha confirmado en AM. Con este cambio han conseguido ampliar sus fronteras musicales y también el círculo de seguidores. No obstante, los que formaban parte de ese mismo círculo cuando todavía era muy pequeño parecen no reconocerles.
Para ellos (en especial para las chicas, a los que no dejó de dedicar canciones el vocalista), fueron dirigidas los clásicos de la banda como Fluorescent adolescent, Brianstorm, Dancing shoes o la siempre exitosa I bet you look good on the dancefloor. Pero aquello fueron concesiones. El grupo vino dispuesto a contagiar al público de su nuevo sonido y es por eso que descargaron casi al completo su nuevo disco, además de sorprenderme cuando se atrevieron con Piledriver Waltz, canción de Turner para la banda sonora de la poco conocida película Submarine.
Y, para los que somos capaces de disfrutar de las dos caras de la banda, resultó gratificante disfrutar de los nuevos temas. Do I wanna know?, R U mine?, I Want It All o la sensacional Why'd You Only Call Me When You're High? funcionaron muy bien en directo. Es por eso que la sensación para unos fue muy gratificante pero, para otros muchos, fue algo gélida.
Personalmente, creo que la valoración fue positiva. El sonido fue bueno, el ambiente, aunque cambiante, era idóneo y, tal vez, lo que sí se le podría recriminar a los Arctic Monkeys fue que Turner fuera bastante parco en palabras con un Palacio entregado a su causa y lo corto que se le hizo a todo el mundo el concierto. Apenas hora y cuarto sobre el escenario es algo pobre para un grupo que ya llena pabellones.
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